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De nuevo hemos participado un año más en la única competición especializada en trabajo de Retrievers que se celebra en España, organizada por el Club Español de Retrievers.
Hemos entrenado durante varios meses para prepararnos para la competición, pero como en otras ocasiones, las circunstancias de los lances reales de la caza no se corresponden con las que se dan en los entrenamientos, y los resultados finales no han sido los esperados.
El alto nivel que exigen los jueces, esta vez de nacionalidad belga, no se corresponden con el número de pruebas en las que se puede participar para ensayar, y eso se nota, tanto en los nervios del conductor, como en el estado mental de nuestros perros.
Para Bega era la primera competición y nuestras expectativas eran sencillas. Todavía le falta mucho entrenamiento en obediencia, y nos bastó con verla cobrar y buscar con ahínco.
Para Troya, que ya es Trialer, trabajar es un vicio, pero sigue teniendo un punto de excitación por encima de lo debido, y eso le hace cometer algunos errores en los momentos clave, que en esta ocasión provocaron nuestra eliminación, al final del tercer cobro. Había ido a más en cada uno de los anteriores, y el último levantó aplausos por la determinación de Troya y por la dificultad que conllevaba cobrar una pieza viva que se movía, pero en el camino de vuelta se desvaneció la euforia. Troya llegó a toda velocidad a un terraplén por el que no podía bajar, y por los nervios soltó la pieza un segundo... Eliminé. Luego la trajo perféctamente, pero ya no servía de nada. Una pena, pero un orgullo verla trabajar, y por los halagos de compañeros y competidores a su esfuerzo y constancia.
La siguiente vez conseguiremos mejores resultados, por que todo esfuerzo tiene su recompensa.
